Entre el olor a tierra mojada y el sonido del río que todavía murmura su fuerza, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, recorrió los caminos afectados por las lluvias en la zona serrana de Querétaro. No llegó con discursos largos, sino con compromisos claros. Uno de ellos: construir un camino artesanal en las inmediaciones de El Puente de Dios, un sitio emblemático de Pinal de Amoles que, más allá de su belleza natural, es sustento de muchas familias que viven del turismo.
Así lo dio a conocer el gobernador Mauricio Kuri González, quien celebró el anuncio y destacó el valor que tendrá esta obra para las comunidades de la sierra.
“Se comprometió, y además se lo agradecemos muchísimo, a que el próximo año se haga un camino. Es sanar a la comunidad, porque es una zona muy turística. El Puente de Dios está precioso, y ese camino artesanal de 10 kilómetros traerá vida y trabajo para la gente”, expresó.
El compromiso, sin embargo, no se queda en los planes. Desde los primeros días después de las lluvias, tanto el gobierno federal como el estatal enviaron maquinaria, despensas, agua y materiales de limpieza para apoyar a las familias afectadas, aun cuando todavía no se contaba con un censo completo de daños.
“Empezamos desde el inicio con los apoyos. Hay zonas que necesitan mucha ayuda; incluso hay una comunidad, en Jalpan, que está muy cerca del río y que tenemos que mover, porque si no lo hacemos, siempre vivirán con el riesgo de una nueva crecida”, explicó Kuri González.
Las lluvias no solo dejaron caminos rotos, sino también historias de esfuerzo y resistencia. En cada comunidad de la sierra, las manos se han unido para limpiar, reconstruir y salir adelante. Por eso, la promesa de ese nuevo camino no es solo una obra pública: es un símbolo de esperanza, una ruta hacia el bienestar y la seguridad de quienes han hecho de las montañas queretanas su hogar.
El gobernador aseguró que no se escatimarán recursos para seguir apoyando a la población y garantizar la tranquilidad de las familias.
“Vamos a hacer todo lo necesario para cuidar a nuestra gente”, concluyó.
En El Puente de Dios, el agua vuelve a fluir con calma. Y ahora, entre las piedras y los árboles, también empieza a trazarse un nuevo camino.
